Cuando
Stan Lee creó a los Fantastic Four les dió a cada uno de ellos poderes
totalmente antagónicos, no complementarios, pero aun así formando un colectivo compacto y con objetivos comunes. En este caso, como en el suyo, es también mediante la experimentación, no científica sino artística, lo que motiva la curiosidad musical de Alt/F4.
Los superpoderes de Alt/F4 van desde la pasión estética, el temple, una sobrada actitud y
una disposición innata sobre los escenarios que hace que pocos combos
se atrevan a hacer lo suyo; un ejercicio de improvisación pura
transfigurada en una performance digna de los grandes festivales más
experimentales.
Con
un sonido difícil (sin que esto sea negativo) y acompañados de visuales
en riguroso blanco y gris, no hacen sino crear mini-atmósfera tras
mini-atmósfera, a medida que van encontrándose los cuatro, tirando de
ecos trance,
sonido 8bits, secuencias que por momentos resonaban a triphop o
proto-deep house con vocales del Chicago de inicio de los 80. Y aunque
parezca mentira después de todo esto, también hubo momentos muy
bailables. Si me esmero tanto en intentar describir su sesión de ayer es
porque nunca habrá una sesión como la de ayer, siendo esta la mayor motivación para ir a verles sin parar: nunca harán nada igual.
Ahora
suena casi chistoso el cierto nerviosismo que arrastraba alguno de sus
miembros antes de pinchar, siendo uno de los proyectos más bizarros que
hay ahora mismo en la isla. Y penoso el hecho de que levanten tan poco
interés en la aburrida escena musical de nuestra querida ínsula.
Acompañados ante y posteriormente por otros djs como Acid Pimps, Triqui o SuperAgente86, inauguraron el nuevo Calavera Club, proyecto de sesiones ideado por Empire of Bass.